28/1/2016
María Avalos Cisneros mavalos@editoraperu.com.pe
¿Cómo evitar que el actual debate electoral en lo laboral pueda afectar las expectativas de las empresas y de los trabajadores?
–Hay algunos temas que se deben despolitizar y otros tratarlos técnicamente. La remuneración mínima vital es el mejor ejemplo que se debe despolitizar. En su mayoría, los candidatos afirman que la elevarán, lo cual es correcto, pero no recuerdan que la vía natural es el Consejo Nacional del Trabajo (CNT). Nuestra Carta Magna señala expresamente que todo aumento del mínimo vital debe tener un debate previo en dicho foro. Las propuestas son efectistas, parece una carrera de quien da más.
–¿Y eso no es así?
–Claro, la Constitución dice lo contrario. Por eso, en primer término, el Estado debería promover una norma del mínimo vital que establezca con qué periodicidad, anticipación, criterio o metodología, entre otros, corresponde elevarlo para sacarlo de todo debate político. Los temas más macro no son el aumento del mínimo vital ni tampoco si se retira o no la AFP, no.
Los temas centrales son dos: la protección social, cómo logramos que la mayor cantidad de personas en el país acceda al seguro social; y, luego, cómo mejorar la empleabilidad y la productividad.
–¿Ir a lo cualitativo?
–Definitivamente, el debate electoral debería concentrarse en la calidad. El aumento del mínimo vital o si un ciudadano se retira o no de la AFP a los 65 años, que es parte del debate, se concentra en lo numérico, cuando lo más importante es la calidad del empleo, si es informal y con baja remuneración. Sin duda, el debate debe despolitizarse, debe partir del diálogo social, que es el CNT. Tener un seguro, estar en planilla o capacitarse son los temas centrales. Lo que ahora el Perú necesita es productividad y competitividad. El foco de lo laboral debería estar en el CNT.
–Un debate en un escenario laboral de muchas expectativas…
–En efecto, pues existe una contracción de la confianza en la contratación, tenemos sectores como la minería, industria y consumo masivo que están bastante golpeados. En general se aprecia planes de incentivos para el retiro, la dificultad para reinsertarse y las empresas están aplicando recortes laborales o contratando a personal menos caro.
–¿Cómo enfrentar esta coyuntura para el empleo?
–Dotar de una legislación que ayude a los trabajadores y a las empresas a manejar esta crisis. Deberían existir iniciativas para reconvertir a trabajadores o asistirlos para que puedan recolocarse o capacitarse en actividades de mayor demanda. Algo similar al observatorio Ponte en Carrera, de los sectores Trabajo y Educación, que otorga información sobre los empleos más demandados o remunerados porque claramente existen sectores muy resentidos en las contrataciones.
–En la reciente obra colectiva Manual de Reclamos y Procedimientos Laborales, en que usted participa, se advierte la existencia de desconocimiento en los procesos vinculados a lo laboral. ¿Esto agudiza la situación?
–Sí, porque una parte de los problemas laborales surge del desconocimiento de algunos abogados y asesores que presentan demandas a la antigua, o sin considerar los cambios que regulan los procesos. Por ejemplo, ante un despido aún existe la tendencia en el sector privado a demandar mediante una acción de amparo, cuando ya el Tribunal Constitucional (TC) ha señalado que la justicia oral laboral es más eficiente.
En ocasiones, a un trabajador le conviene más iniciar una inspección laboral antes que un juicio, pero por algún nivel de asesoría no se da así.
–Esta publicación se parece más a una guía de reclamación laboral...
–Sí, y era algo que faltaba en el país. La publicación está dirigida para todo público, sea trabajador o empleador. Así, expone desde el punto de vista del procedimiento a las instituciones laborales. No explica, digamos, la CTS, sino el mecanismo para reclamarla. Otra de las razones es que, a la fecha, mucho del derecho no proviene de la ley, sino de la interpretación que hacen las autoridades, tanto inspectivas como judiciales.
El nuevo proceso que nació con el halo de que iba a ser rápido, ya no lo es tanto, las demandas han aumentado hasta en 40%. Hoy al existir mayor atractividad por la justicia laboral, se reclama más.
Mejoró el cumplimiento de ley
–En lo administrativo, ¿la Sunafil cumple un rol preventivo frente a los conflictos laborales?
–Diría que la Sunafil está alcanzando niveles de temeridad como los hay con la Sunat. Me explico: el nivel de cumplimiento laboral también se da
por la sensación del temor a la fiscalización. Así como hay presión tributaria para pagar los impuestos, también hay presión laboral para cumplir la ley, y en ello, claramente, la Sunafil ha jugado un rol muy bueno.Sin embargo, hay casos de dualidad y se debe respetar las resoluciones del Poder Judicial o que el proceso está en trámite.
Por ejemplo, se ha observado que un proceso por despido lo trata el Poder Judicial y la Sunafil, al mismo tiempo. Aquí lo que correspondería es suspender el procedimiento porque la competencia judicial es exclusiva. Además, hay casos en que la Sunafil y el Poder Judicial tienen interpretaciones diferentes sobre los efectos del convenio colectivo de un sindicato minoritario a los trabajadores no sindicalizados.
–¿Temeridad?
–Lo digo en el sentido de generar una presión laboral que ha aumentado. En general, el balance es bueno.
Manual
El equipo de abogados laboralistas de Miranda & Amado Abogados publicó el Manual de Reclamos y Procedimientos Laborales, con el fin de reducir el desconocimiento existente sobre las vías de reclamos laborales frente a un incumplimiento.
Así, el tema más reclamado judicialmente es el pago de beneficios sociales en el cese laboral, lo que incluye el cálculo de la CTS, gratificaciones, utilidades, entre otros.
En la obra se desarrollan los típicos reclamos laborales que se presentan en la contratación laboral, como los que se formulan en los contratos a plazo fijo, las modalidades formativas y en la locación de servicios, así como en la tercerización e intermediación laboral.
Fuente: El Peruano